top of page
Buscar

La era de The Strokes fue un retroceso para el rock

  • Foto del escritor: Yellowsubmarine
    Yellowsubmarine
  • 17 nov 2017
  • 9 Min. de lectura

Tal vez los 2000 nos dieron el renacimiento del rock, o tal vez solo nos dejaron un montón de chaquetas de cuero que mantenemos guardadas.


Este artículo se publicó originalmente en NOISEY USA.

El mes pasado, la escritora y amiga Lizzy Goodman publicó un libro llamado Meet Me in the Bathroom, una historia oral exhaustiva de la escena del rock en Nueva York en pleno cambio de siglo. En más de 600 páginas, este es el único documento de este período que tiene la influencia y el peso suficiente para ser utilizado como un arma asesina, siendo esto más que apropiado, pues a veces temía que el proceso de seis años de compilación pudiera matarla. Pero su trabajo incansable valió la pena, ya que el libro tuvo un éxito abrumador a nivel comercial y crítico, lo cual la llevó al show Late Night con Seth Meyers y, en pocas semanas, cimentó su lugar en el canon de los libros de historia del rock. Y con toda la razón. Este libro es, en mi opinión, uno de los textos de rock 'n' roll más inteligentes y completos de los últimos 20 años. También es un gran recordatorio de lo que podría ser hoy en día la escritura sobre rock, en lugar de la basura de listas y opiniones que suele ser; además, debe ser lectura esencial para cualquier joven escritor lo suficientemente tonto como para aspirar a tener una carrera en el periodismo musical. Y puedo decir que es un trabajo excepcional porque a pesar de estar en total desacuerdo con su premisa, logré disfrutarlo profundamente.


Meet Me in the Bathroom trata de registrar y, en muchos casos, glorificar la escena en la que Goodman desempeñó un papel, pues fue practiante en SPIN,donde conoció a muchos de los actores clave en el proceso. En su investigación, entrevistó a más de 150 expertos, músicos, escritores, publicistas, gerentes, Har Mar Superstar, y utiliza hábilmente sus recuerdos e historias para guiar la narrativa de este tiempo entre 2001 y 2011 que fue, como el periodista Conor McNicholas lo describió en la cuidadosamente seleccionada línea de apertura del libro, una "edad de oro". Yo tengo una humilde aparición en el libro hablando de Bright Eyes, por ejemplo, un tema que Goodman sabía que estaría feliz de hablarle hasta llenar la memoria de su grabadora. Al hacerlo, el libro se inclina un poco hacia la recolección de un fan sobre la escena y las bandas en ascenso que la conformaron, incluyendo a Interpol, Fischerspooner y los principales, The Strokes.


El libro captura una época llena de acontecimientos en la música rock americana la cual merece ser documentada. Y Goodman, una chica ambiciosa, es sin duda la persona más capacitada para hacerlo. Es la última gran escena del rock que existe en los rincones oscuros y llenos de humo de la era pre-smartphones, justo antes de que cada segundo pudiera ser meticulosamente transmitido en tiempo real. Los secretos se guardaban fácil, las bromas y cagadas podían mantenerse privadas y el drama podía ser barrido fácilmente debajo de las alfombras. Pero ahora que los guayabos pasaron y las nubes de humo de los cigarrillos (que desde entonces han sido prohibidos en los bares) se han evaporado, parece un buen momento para mirar hacia atrás y preguntar: ¿La era de The Strokes, en últimas, ayudó o hirió el rock and roll?

Es difícil y tal vez imposible medir objetivamente algo tan intangible como la contribución de una escena musical al mundo. Algunos podrían incluso decir que dicha tarea sería "tonta" y "una colosal pérdida de tiempo". Pero en un intento por hacerlo de todos modos, voy a hacer el análisis con base en estas tres preguntas:

¿Cuánto aportó o mejoró la escena al género en el que existía?

¿Cuán culturalmente significativa fue la escena durante su tiempo?

¿La escena, en última instancia, labró un camino hacia un futuro mejor?


Comenzando con la Pregunta 1: ¿The Strokes y las bandas de esta época aportaron algo al canon del rock? Goodman piensa que sí, pero con una advertencia: "Sí, y no importa", me dice. "No creo que una medida de valor para el arte sea si avanza o no el género. No creo que el arte sea una progresión lineal en ese sentido. Creo que la originalidad es valiosa, pero no necesaria".


Lo suficientemente justo. El tiempo es un círculo plano y todo. Pero sacando el progreso del calendario gregoriano, consideremos entonces que el rock tiene su oportunidad en el éxito de lo comercial y mainstream una vez cada década. Los años 70 dieron nacimiento al punk, que llevaron al rock a sus bases esenciales. Los años 80 fueron dominados por el metal del pelo largo, que fue una mirada original del sonido del rock. Los años 90 fueron marcados, en gran parte, por el angustioso, distorsionado y pesado grunge. Pero, ¿cuál era la identidad del rock que producían estas bandas dosmileras? A menudo lo llaman "indie rock", el cual resulta ser un nombre inapropiado ya que la mayoría de sus bandas, desde The Walkmen a The Killers, tenían el respaldo de sellos discográficos de varios millones de dólares, y eran "independientes" de la misma manera que 'Bee Movie' es un documental sobre naturaleza. La escena carecía de una identidad cohesiva y, desde una perspectiva histórica, se alejó en gran parte de lo que ya se había hecho en la escena post-punk de los años 70, particularmente la que tuvo lugar en las mismas calles del centro de Nueva York.


El acto más célebre de la escena, The Strokes, fue esencialmente una reencarnación musical de bandas como Television, protagonizada por una versión más jóven y amigable con las cámaras de Joey Ramone. Todo lo de la banda gritaba ¡retro!, desde su sonido, sus cortes de pelo, hasta sus atuendos. Incluso su logotipo era un significante de las fuentes clásicas del rock de los años 70, como el resultado de una orgía borracha entre los logotipos de Thin Lizzy, de Boston, y de Aerosmith.


Goodman ve la validez de la comparación, pero señala que, sorprendentemente, The Strokes parecía ajeno a la escena CBGB que pavimentó su camino. "Esos tipos no sabían quién era Television, realmente no lo sabían", jura. "Esos chicos, de lo único que querían hablar cuando los conocí fue de Pearl Jam".


No fueron solo The Strokes los criticados frecuentemente por ser copias de los originales. Cada artista en Meet Me in the Bathroom se ajusta al molde de una tropa pasada. Ryan Adams era el autoproclamado "aspirante a poeta beat", encajando en el molde de predecesores populares como Bob Dylan; LCD Soundsystem vio a James Murphy fusionando sonidos del rock con elementos electrónicos al hacer covers de ad nauseum a través de los años 80; y Karen O de los Yeah Yeah Yeahs sacudió el traje heavy art-punk hecho 20 años antes por Wendy O y Plasmatics. Irónicamente, la única banda de este tiempo que era lo suficientemente consciente de sí misma para reconocer que estaban rindiendo homenaje a sus antepasados, The Darkness, no aparece en el libro.


Limp Bizkit y The Strokes eran los perfiles perfectos uno para el otro: un grupo de idiotas que pensaban que estaban haciendo arte inteligente frente a un grupo de niños bien educados de clase alta que jugaban a hacerse los tontos.

Sin embargo, la originalidad histórica con la que resisten los artistas que Goodman incluyó en su libro, ciertamente se celebró en su tiempo, respondiendo la pregunta 2. Colectivamente vendieron millones y millones de discos y adornaron las cubiertas de cientos de revistas. Estos logros parecen impresionantes hasta que alejas el zoom de la burbuja de rock "indie" para mirar su competencia por el ser el centro de atención del rock nacional en el momento, que, a menos que quisieras pararte el pelo y ponerte shorts como los Sum 41 y los Good Charlottes del mundo, incluido Staind, Creed, y por supuesto, Limp Bizkit y The Strokes eran los perfiles perfectos uno para el otro: un grupo de idiotas que pensaban que estaban haciendo arte inteligente frente a un grupo de niños bien educados de clase alta que jugaban a hacerse los tontos.


"Estas bandas que estaban siendo escuchadas- Limp Bizkit, Hoobastank- eran tan cómicamente terribles que se creó un ambiente increíblemente tóxico en cualquier sentido mainstream para que cualquier banda de rock intentara poblar", dice Goodman.

"Así que, de esa manera, fue un perjuicio. Pero también fue un gran beneficio para The Strokes porque ellos no eran malos y sonaron —y creo que en esto estarás de acuerdo— mejor que Hoobastank. Había entonces una gran barrera para entrar, pues en ese entonces nadie quería oír nada de una banda de rock, pero también había pocas expectativas porque había muy pocas bandas de rock buenas en la escena comercial".


Ambos fueron bandas de guitarra financiadas por grandes sellos, ninguna logró revolucionar mucho el ADN del rock,

Pero mientras que los fans de Hoobastank y los fans de The Strokes lucharían con orgullo hasta la muerte por la noción de que su banda es peor que la otra, en un nivel macro, las dos escenas respectivas eran simplemente distintos tonos del mismo color. Ambos fueron bandas de guitarra financiadas por grandes sellos, ninguna logró revolucionar mucho el ADN del rock, y actuando en el mismo nivel de celebridad que el tiempo al aire que MTV dedicó a la programación musical les permitía. Ambas eran escenas dominadas por hombres, comercializadas eficientemente para los chicos blancos de clase media.


Tan célebres como The Strokes lo fueron en su tiempo por los escritores que presumían tener paladares culturales más refinados que los fans de Hoobastank, es fácil olvidar que la banda también fue enfrentada con una dura reacción crítica, la más dura que queda omitida en Meet Me in the Bathroom.Mientras que Goodman resalta los blogs como Ultragrrl y The Modern Age, donde los fandoms de estas bandas florecientes ayudaron a labrar su camino hasta SPIN y NME, ella en gran medida descuida las voces de oposición como la de Buddyhead, que grafiteó la famosa "$UCKING DICK $" en el autobús de The Strokes en 2001.


las únicas bandas de rock emergentes que actualmente ven el éxito son las que se pegan de los elementos de esos géneros, como The 1975, una banda pop sin dientes, cuyos miembros se cuelgan las guitarras alrededor de sus cuellos como si fueran accesorios de moda.

Y por último, en esta medida absurda y arbitraria del valor de una escena, examinemos la pregunta 3: ¿Esta era condujo a un futuro mejor? Porque a veces la mejor manera de aprender sobre el pasado es echar un buen vistazo al presente. La línea entre el final de la era Meet Me in the Bathroom y el estado actual de la música rock es sombría. Después de que las bandas intercambiables de jóvenes delgados y rockeros (The Vines/The Hives/The Strokes) secaron el pozo del interés público, el péndulo se balanceó fuertemente en el sentido contrario y el rock fue aplastado en lo comercial y mainstream por el estallido del pop, el hip-hop y el EDM, y las únicas bandas de rock emergentes que actualmente ven el éxito son las que se pegan de los elementos de esos géneros, como The 1975, una banda pop sin dientes, cuyos miembros se cuelgan las guitarras alrededor de sus cuellos como si fueran accesorios de moda. Al escribir esto, los diez mejores álbumes en la lista de rock de Billboard incluyen Imagine Dragons, 311, 21 Pilots, Nickelback y, por alguna razón, la banda sonora de 'Guardianes de la Galaxia 2'. Si pudieramos acusar a la escena del rock del periodo descrito en el libro de carecer de una identidad cohesiva, la escena de esta década podría ser acusada de carecer de pulso.


Pero peor que el linaje musical que dejó atrás esta era, es la estela cultural que siguió en Nueva York. A la escena se le atribuye a menudo el poder de revivir el clima cultural de Manhattan que había sido declarado muerto 20 años antes (cuando de hecho había habido un montón de lugares y bandas operando, mucho antes de que los trasplantes "descubrieron" Nueva York de la forma en que Colón descubrió América). Pero la cultura de lo cool que esta escena propagó, generó un hype que se apoderó de Williamsburg, Brooklyn, y finalmente comenzó su caída mientras la gente se sumergía en el distrito más rápido de lo que se podía manejar. El resultado fue un barrio tan lleno de edificios altos que incluso alguien que lo diseñara en Sim City encontraría insostenible.


Goodman cree que esto es poner demasiado énfasis en el impacto de la época que documenta. "No es como si The Strokes nunca hubiera tocado en Saturday Night Live, todos podríamos permitirnos vivir en Brooklyn. No creo que sea tan sencillo", dice.


En su corazón, Meet Me in the Bathroom es una historia de la ciudad de Nueva York atrapada en el cuerpo de un libro de rock'n'roll. Cuenta la historia de una ciudad post-9/11 a través del lente de un grupo de bandas que se hizo famoso haciendo música allí, y todo el sexo, las drogas y las rivalidades que vinieron con ellos. En última instancia, mi desacuerdo con la visión de Goodman se reduce a dos personas que miran hacia atrás en el mismo momento y el mismo lugar, pero ven y escuchan dos cosas diferentes. Goodman, que vino a Nueva York con una visión romántica de la ciudad, y yo, un nativo neoyorkino cansado, fastidiado por los alquileres cada vez más altos, dirigiéndome a cómo una generación futura debería verla. Y así como Ryan Adams,LCD Soundsystem y los Yeah Yeah Yeahs cayeron en sus propias tropas clásicas, también lo hicimos ella y yo. "Tú eres el escéptico, yo soy la creyente, y estamos representando nuestros papeles y hay algo reduccionista sobre nuestros argumentos", me dice Goodman.


Cuando le pregunté si podía publicar estas críticas que previamente habíamos discutido en privado, Goodman, que puede hablar mierda con el mejor estilo, no vaciló en lo más mínimo y de hecho le dio la bienvenida.


"Al final del día, el punto de la literatura y el arte es inspirar debate, conversación y emoción", dijo. "¿Qué te parece?"


***

Dan Ozzi

Comments


© 2017 The Yellow Submarine. Proudly created with Wix.com

Síguenos

  • White Facebook Icon
  • White Twitter Icon
  • White Instagram Icon
  • White SoundCloud Icon
  • White YouTube Icon
bottom of page